La actividad cuenta con el auspicio de La palabra Precisa y se trata de una entrevista en vivo con al autor, lectura y firma de ejemplares. Todo en el marco del protocolo que exigen las autoridades sanitarias. Por eso se deberá concurrir con barbijo.

Martín Kobse ejerce el periodismo hace treinta y cinco años y ha publicado otros títulos como “El Manto sagrado”, una investigación sobre abusos en la iglesia católica. “A un ladrido de la humanidad”, que reúne once cuentos y tiene ilustraciones de Valentina Sansalone, es su primer libro de ficción.

Una geografía humana

En la contratapa del libro se puede leer la opinión de escritores y periodistas sobre el libro. “Los cuentos de Martín Kobse hablan de una geografía humana. Esto es hombres y mujeres situados, viviendo en un espacio que no les es ajeno y que condiciona buena parte de sus acciones. Así van viviendo y eso los hace tan cercanos”, sostuvo Gabriela Urrutibehety

En tanto, Bernabé Tolosa, periodista, escritor, autor de la columna El Escribiente, señaló: “Estos cuentos provienen de la experiencia y de las buenas lecturas. Para acceder a estas historias no hay que salirse de la realidad. Ella misma es la protagonista con sus personajes y sus sentimientos. Más que leerlos, uno participa de ellos donde se involucra el amor, el humor y sobre todo las vivencias”.

El KO

“Once puebas de la premisa que die que el cuento debe ganar por KO. Con un pulso envidiable, Martín Kobse, que además escribe a mano, construye grandes historias llenas de recovecos y giros inesperados”, manifestó el periodista Federico Bruno, creador del espacio radial –que también puede escucharse vía podcast– Invasión de Brolis.

Mientras que Triana Kossmann indicó que “a través de estos cuentos, el autor despliega un mosaico de personajes que, aunque en ocasiones inquietantes, se revelan profundamente humanos. Ellos son nuestros anfitriones en esta cita narrativa que invita a liberar la curiosidad y a dar rienda suelta a la pregunta que instalan los hechos en apariencia cotidianos, pero en los que siempre surge –con admirable economía de movimientos– su inobjetable singularidad”.