Al preguntarle sobre Milton Nascimento, Djavan abandona el cuidado habitual con las palabras, cuando habla, y usa términos grandiosos: "Bituca es una cosa de otro mundo. Él es improbable en su originalidad", dice. "Tal vez incluso él no sabe lo importante que fue en mi formación, el período en que estaba escuchando toda la música del mundo y él me causó un gran arrebatamiento".

También "improbable en su originalidad" como compositor y cantante, Djavan pasó su vida encontrándose furtivamente con Milton por ahí. Otra característica común de los dos, la timidez, sin embargo, nunca los acercó más allá de la amistad y del afecto de colegas.

En los últimos tiempos, las personas cercanas a Djavan, sin saber una de las otras, empezaron a preguntarse: "caramba, nunca hiciste nada con Milton". Muy probablemente pensando en lo que la "improbable originalidad" de ambos no daría cuando se juntaran.

Cuando empezó a pensar en lo que sería el álbum "D" (Luanda Records/Sony Music), Djavan finalmente tuvo la convicción de que era hora de hacer algo con Milton. Y compuso una melodía para que los dos cantaran juntos.

Basada en una secuencia armónica de una "improbable originalidad", descubierta en su guitarra, la melodía es de Djavan, pero podría, precisamente por originalidad, también ser de Milton. Para la letra, Djavan pensó en escribir algo que también hablara por ambos: la naturaleza, o mejor, de la preservación de la naturaleza siempre amenazada de destrucción, de los indígenas y de los pueblos de la selva.

Así nació, urgente y ya eterna, "Beleza destruída", una de las canciones más importantes de la obra de Djavan, con todas las características de una gran canción y más el hecho de unirse finalmente Djavan y Milton Nascimento en el estudio.

La grabación del tan esperado encuentro tuvo todos los ingredientes de los grandes momentos. Djavan compuso y arregló la canción en lo que imaginó que era el mejor tono para las voces de los dos.

Al recibir la grabación, Milton pensó que estaba alta para él. Pero cuando llegó al estudio vio que no: la canción encajaba perfectamente en el tono original. A petición suya, grabó al lado de Djavan, sosteniendo su mano.

La misteriosa melodía, sobre la armonía inventada en la guitarra de Djavan, es la base de una letra urgente, política y ecológica –como tantas del repertorio de Djavan y Milton– y que denuncia la insistencia en la destrucción de la naturaleza, sin medias palabras: "Pero el hombre/Ciego por dinero/Solo sabe decir:/Diezmar, diezmar/Ver tanta belleza/Destruida/Encogiendo/La propia vida así/¡Es el fin!".

El resultado, una suma de la "improbable originalidad" de los dos artistas es, antes que nada, muy emocionante. Es importante: un canto por la preservación de la naturaleza exigida por dos maestros de la canción brasileña –cuyo encuentro ya es un evento en sí mismo– y que decidieron unir, armonizar sus voces antes que nada por ellos, la canción y la naturaleza.

Hugo Sukman (periodista brasilero) Julio de 2022