Musica
Mateo Moreno lanza su nuevo disco «A vos te hicieron peor que vos a mi»
Sí, es un título fácil de entender, por más que parezca lo contrario. Pasó una década desde Meridiano, su ambicioso predecesor, y Mateo vuelve a la carga, otra vez, con un trabajo a contrapelo del implacable reloj de arena del siglo XXI.
Extenso (es triste decir que 15 canciones lo hacen extenso, pero es la realidad a esta hora), cancionero y bailable, sin un estilo definido, y esto es un elogio. Al Mateo Moreno de hoy se llega por varios caminos.
Uno de ellos puede ser a través de las rutas uruguayas, literales y metafóricas; el otro es uno que no fue cartografiado y es caprichoso como la vida misma, y que va de España a Brasil, de México a Buenos Aires, en aviones de papel y cruceros de cáscara de nuez.
Este rato se pasó trabajando como músico, como productor, como padre y vagabundo y por ahí, confiesa, no tenía mucho que decir. Ahora, cuando las patas de la estantería crujen, le volvieron las ganas, se juntó con un montón de talentos rioplatenses y se mandó este laburo. Un disco de canciones esmeradas, amadas con melodías pop y estribillos de los que se tararean sin pensar.
Así, “Antídoto” abre la puerta a este nuevo universo con su atmósfera a la Kiko Veneno para celebrar el optimismo del amor y “Robot”, un pop rock encendido a todo trapo junto a sus viejos compinches Emi Brancciari y Chamaco Abdala, de NTVG, desempolva el antiguo mandamiento rockero de tener un “No” como respuesta a la resignación.
En “Liberando peso” se pone “tuquero” y saca de la manga el as del funk traducido al uruguayo que patentaron los Fattoruso en los 70, y luego reversiona a Eduardo Falú con “Resolana”. Y, donde antes había una zamba que pinchaba como astilla bajo la uña, ahora hay un adiós algodonado en una balada rockera que, de todas formas, duele igual.
Para “Tensión”, Mateo visita el reggae, en “Una vorágine” el Sapo Gamboa acumula rimas en un manifiesto existencial y luego viene “Quizás”, una canción que podría haber firmado con los ojos cerrados Miguel Abuelo 40 años atrás, y es fresca como un chapuzón en una playa de olas mansas.
En “Musgo” es un gato que canta en un rock groovero y una explosión de guitarras cristalinas, “Nómadas” también transita ese sendero funkero (se podría decir que suena a los Level 42, a los Power Station, pero para qué ir tan lejos, si las antenas están tan acá, tan a la mano), y justo habla de caminos y acá son los Dostrescinco, de Punta Gorda a Compostela patinando sobre versos ametrallados a la Luna.
“Drones” tiene una letra peleadora montada sobre Lalo Schifrin y los Chili Peppers a partes iguales y, si el inglés es el idioma universal, al menos hasta ahora, la puteada del final debería ser grabada en piedra. Y “Oasis” sueña oasis y suena a Oasis.
Hay un ritmo que atropella para nacer y renacer y una cita a una vieja máxima del viejo Pappo porque el tiempo no se puede medir en arena, y eso es “En vano”, y “Sigue igual” es una canción drexleriana pero con 10.000 watts de potencia, y conversa con la anterior, y escarba en el mismo asunto: ¿Cuántos granos hay que contar para que el plazo se acabe?
Para el final, baja las pulsaciones y entrega “Contigo”, el registro más desnudo del disco, y otra vez el tiempo, en este caso poniendo las cosas en el lugar que, se supone, le corresponden, y luego “Aire”, un aire engañosamente bucólico y templado, y en un chiringuito de playa la pareja que baila al son de cocos huecos dice dos cosas: que no se puede confiar en nadie y que lo de cerrar los oídos no es una chance, así que, dicho (escrito) esto, no queda otra cosa que escuchar. Y volver a escuchar.
Alguna vez, Mateo Moreno dijo que un artista era algo así como un empleado público del cosmos; una antena recibiendo información y traduciendo el mensaje con cuerdas, gargantas, cables. Si eso es cierto, que el cosmos le renueve el contrato.
Página:
http://notasdelmar.com/noticia/musica/2025/07/05/mateo-moreno-lanza-su-nuevo-disco-a-vos-te-hicieron-peor-que-vos-a-mi/10880.html